Como (creo que) nos pasa a todos, estos días son un buen momento para echar la vista atrás y revisar qué he hecho con este último año que la vida me ha regalado.

No sé si a ti te pasa, pero cada 31 de Diciembre yo alucino de que ya haya pasado UN AÑO enterito con todos sus días. ¿Cómo ha sido tan rápido? Y, ¿dónde han ido tantos días, que yo no me he enterado?

Por unos momentos entro un poco en pánico, del tipo ‘se me está escapando la vida y no me he ni enterado’. Pero luego empiezo a acordarme de todos los momentos vividos y las cosas que he hecho, dónde estaba entonces y dónde estoy (y quién soy) ahora y me tranquilizo. Menos mal. 😀

Como todas las cosas grandes e importantes en la vida, una empresa no se hace en dos días. Pero sí que se hace todos los días y lo bueno de esto es que, cuando te das media vuelta y miras hacia atrás, ves todo el camino que llevas andado.

Este 2017 hemos hecho cosas estupendas en el estudio: hemos seguido sacando nuevos modelos, he mejorado (mucho) todos los procesos del trabajo de ordenador (ese que o se ve, pero se nota) y mejorado los sistemas de administración, producción y atención al cliente. Y sobre todo, el proyecto estrella de este año ha sido el reenfoque de marca, que pasó de ser Maria Guyé a ser Maria Aguyé, un proyecto más amplio en el que ahora caben, además de los años 50, los vestidos de novia y fiesta y los encargos presenciales. O sea: un enfoque más personalizado, que busca trabajar con y para la persona.